Aquí os presentamos al señor P. El panadero que antes fue peluquero.
En
el País de las letras no había peluqueros y los Reyes pidieron
voluntarios. Se ofrecieron varios para realizar el trabajo, pero lo hacían tan
mal que duraron muy poco tiempo. El último que se presentó fue el señor P;
empezó su trabajo y todos salían muy contentos: lavaba, peinaba, cortaba el
pelo y además cobraba poco dinero.
Un
día el señor P había dormido poco y estaba algo despistado. Entró una señora a
rizarse el pelo y se lo cortó tan corto que casi parecía calva ¡Qué disgusto el
de la señora! Lloró, se enfadó, gritó, pero aquello no tenía remedio. Otro día,
un señor fue a cortarse el pelo, pero él se lo rizó como a una señora y le
preguntó si quería que le hiciese un moño. ¡Huy!, Aquel señor salió corriendo
de la peluquería y no volvió más.
Como
no dejaba de tener despistes, los Reyes sugirieron al señor P que dejase la
peluquería y buscase otro trabajo. El señor P pidió perdón y se fue a su casa.
Habló
con su familia, y le convencieron de que lo mejor para que le perdonasen, era
que pusiese una pppppanadería-pppastelería.
El
señor P lo estuvo pensando, habló con los vecinos y ellos le animaron también.
Dicho y hecho, empezó a hacer pasteles y todos le decían que eran riquísimos y
baratos.
Por
las mañanas, a la hora del desayuno, el señor P iba al castillo a llevar a la
Familia Real los bollos recién sacados del horno. Muchos días le encargaban
también una tarta para el postre, porras, picatostes.
Cuando
llega al castillo, habla un poco con cada uno para enterarse de lo que le gusta
más. Son tan parlanchines que cuando se juntan hablan todos a la vez. Cuando
hablan todos juntos dicen cosas que se entienden, como papá, pío, pupa, pipa, y
otras muchas. Si al panadero le acompaña su mujer, aún dirán muchas más. Muy
prontito, la conoceremos también.
Seguro
que los peques os han contado, que el señor P y todas las letras caminan hacia
la derecha (mirad los pies de los personajes en las imágenes) ya que los
gigantes que viven en el País de los Gigantes (que está a la izquierda del País
de las Letras), un día se enfadaron. Si alguien camina hacia la izquierda, los
gigantes pueden enviarles un viento helado que les puede poner muy enfermos.
Por eso, recordad a vuestros hijos que a la hora de escribir las letras tienen
que caminar hacia la derecha.
Para
que disfrutéis mucho con vuestros hijos, os dejamos unas canciones sobre
nuestro panadero.
Esperamos
que os gusten y…
¡A
cantar!
https://youtu.be/ee1hVVHOj6k
https://youtu.be/Q66IdP2WFOQ
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